martes, 9 de junio de 2009

De nuevo hablan mis entrañas...

Ya tienes casi dos meses... y mirate lo grande que estás. Debo decirte que me molesta esta maldita tripita que me está saliendo, pero no puedo dejar de acariciarte mientras la miro al espejo. Algunos dicen que tengo un brillo especial en la mirada, otros, que parece que no he parado de llorar en meses... y es cierto, no paro de llorar. Lloro por tí, y por mí, porque no se que hacer con nosotros. Si otras fueran las circunstancias y el momento, haz cuenta de que ni siquiera me plantearía otra alternativa que la de verte crecer día tras día en mis entrañas. Pero ahora ¿qué solución es la adecuada? No hablo de la fácil o de la correcta, puesto que de ambas se la respuesta, hablo de la adecuada a mi edad y a la tuya. A mi vida y a la suya, a la que hemos convertido en la nuestra...


Tranquilo mi vida, que ahora, en el momento presente sigues estando a salvo. Ahora he descubierto que tu has descubierto los frutos secos, y que, al igual que a mis pulmones, el tabaco no te gusta. Cuando pongo carnavales noto que el corazón se te alegra, debe de ser porque también te sientes de la tierra que pisas.


Mi niño, mi vida, mi corazón, descansa tranquilo y escucha los pasodobles que te canto para que te duermas...

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