viernes, 27 de febrero de 2009

Vueltas a ninguna parte...

Estaba mirando la televisión. Aquel maldito programa. La presentadora lloraba. Yo quería llorar. Ella jugaba a sentir. Yo lo sentía en carnes vivas.

Casi siempre estás llorando. Casi siempre estoy llorando.


¿Cuantos años tienes? ¿yo o ella? Las dos. Yo no lo sé. Porque a veces me parece que el tiempo se paró en aquella tarde de un mes que no fue cualquiera.


Yo no puedo. Yo tampoco. Yo quiero hacerlo yo. Yo lo intento pero no puedo. A quien le toca le toca. Pero no sé porqué me tocó a mi. ¿Y no te ayudan? ¿Cómo pueden ayudarme? ¿Cómo puedo ayudarme?




A veces se confunde con locura... no es que se confunda... llegas a volverte loca. Estoy loca. Estamos locas. Pero no quisimos ser así... ya sabes lo que queríamos.

lunes, 23 de febrero de 2009

Todavía...


Quizás es que a mi corazón le gusta martirizarse. Quizás se debe a mis sentimentales tendencias sadomasoquistas, a las que les gusta recrearse una y otra vez en recuerdos dolorosos que nada le reportan al (in)grato presente.


Es por ello, quizás, que no me tomo la dosis de calmantes antes de verte, para sentir la adrenalina, e imaginar momentos imposibles que terminan con un "lo siento" de tus labios sellados por un beso. Pero no caigas en el error de pensar que eres el primero con el que hago esto.


Todavía recuerdo aquel primer amor, el primero que me hizo llorar, aquel que comenzó, y terminó al mismo tiempo, el día que se dictó la sentencia en una pequeña calle del pueblo que me vió crecer. Todavía siento, como si fuera ayer, como la desaparición repentina de aquel que con tan bonitas palabras me había ganado me hizo sumergirme en una espiral de la que mentiría si dijera que ya lo he superado.


Después vinieron otros, que me ayudaron a olvidarlo. Un chico que se convirtió en mi primer novio... en mi primera vez, en mi primera pareja como tal. Un chico que me acabó haciendo llorar, pero al que no guardo rencor, porque el tiempo me ha enseñado a comprenderlo y a saber que yo era demasiado debil para el... o quizás, demasiado rara.


Recuerdo otros besos, en noches de verano... incertidumbre por la distancia, palabras que cayeron al olvido... y noches en vela, sollozándole a la luna, pidiéndole las respuestas que ella nunca me dió pero que me llegaron de otras manos.


Si, recuerdo muchos besos... algunos de mentira, otros más sinceros... otros fruto del cansandio, otros de la rabia. Otros con un resquicio de amargura feminista, otros llenos de ira, de fuego, de pasión. Otros, quizás los más amargos, fruto del alcohol y de la borrachera... acompañados por el frío de la mañana amainados por un café que era más dulce que el recuerdo de la oscuridad precedente.



Si... fueron otros besos y otros amantes. Fueron otras noches y otras historias... otras mañanas y otras no decisiones... fue el alcohol y fue la necesidad de escapar... fue la desesperanza o el miedo, el terror a la soledad, que me llevaron a buscar el amor momentaneo (si es que puede llamarse así) en las compañías erroneas que solo quedaban en instantes efímeros sin ninguna trascendencia más que en el momento compartido.



Si, fueron otros. Que no fuiste tu. Y en medio de una vorágine que parecía encontrar la salida, apareciste con tu maldita sonrisa y tus ánsias de comerte el mundo.



Y aquí me tienes, intentando no pensar en tí. Intentando olvidarte como buenamente puedo maldito cabrón. Que me prometiste el mundo para luego darme un mísero trozo de periódico. Que me dijiste Te Quiero cuando no sabías que decir. Que me besaste en fin de año para dejarme el año nuevo vacío.



Y todavía me preguntan que como estoy... jodida, estoy jodida. Haciéndome la fuerte para que no me veas caer... para que te vuelvas a enamorar si alguna vez lo estuviste... para que me mires como la chica alegre y sonriente con la que una vez quisiste recorrer el mundo.

domingo, 15 de febrero de 2009

Verte de nuevo es verte como siempre...


Hace dos días te vi después de aquel fatídico café. Sigues igual de guapo que siempre, y la sonrisa sigue iluminando tu cara. Sin embargo, creo que huvo algo diferente en tu expresión, o quizás serían imaginaciones mías derivadas del cansancio acumulado tras varias horas de viaje. Ver como te fuiste al poco de mi llegada casi llega a alimentar mi ego... o el verte ayer repitiéndome una y otra vez lo borracho que estabas. Quizás, en tu crápula, estaba la oportunidad de volver a besarte... o no.


O quizás cuando bromeaste con aquello de venirte a casa... ojalá lo hubieras dicho de verdad. Sin embargo, ya no se que es lo que siento, o pienso, o... Me gustaría pensar que te has parado a pensar en esto, o que te has planteado el "qué hubiera pasado si quizás". Pero no soy idiota (al menos ya no tanto) y sé que solo son las divagaciones ilusiorias de una mente desubicada tanto en el espacio como en el tiempo. Pero bueno, creo que divagar no es demasiado nocivo siempre y cuando seas cosciente de la cerca que separa ambas realidades.


Verte de nuevo, querido, es verte como siempre. Y soñar con besarte de nuevo, o pensar en un arrepentimiento por tu parte, han quedado como divertidos pensamientos de mi ociosa mente. Sin embargo, no me atrevo a decir que ya te he superado, porque quizás no sea verdad... pero soy consciente de la ineludible verdad de tu rechazo hacia una relación como la pasada (si es que alguna vez existió como tal) a la vez que me recocijo en el hecho de como me miraste ayer... aunque me desilusioné por no encontrar unos labios que me esperaran, tímidos, al volver la cabeza.



Quien sabe, quizás es que seas tímido, o quizás es que ni siquiera te atraiga... O quizás es simplemente que el tedio terminó por llenar ese espacio que siempre existió entre nosotros...





Pero bueno, solo decirte, sin pretensiones de ningún tipo, que te he echado de menos, y que me alegro de haberte visto.




Y esta vez, debido a tu desconocimiento de este espacio privado, no me darás una respuesta... al igual que no lo hiciste cuando te lo dije directamente.

viernes, 6 de febrero de 2009

Un solo pensamiento...


Cuando salí de aquel maldito examen solo pude pensar una cosa en medio del sentimiento de fracaso que me invadía... llamarte para oir tu voz y reir... y que me animaras como siempre lo conseguias...




Porque, estando a tu lado, el mundo desaparecía en pro de una nueva realidad; Tu y yo.





Y todo lo demás, por lo menos para mí, perdía importancia en cuanto te veía sonreir.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Perdida...

Perdida en un mar sin saber que rumbo tomar, me siento como un naufrago sin un Wilson a quien contarle mis desvaríos adolescentes. No sé que camino escoger, no sé a donde dirigirme. No se nada.

Cierto día, hablando con un amigo, me comentaba el hecho indiscutible de que sus planteamientos se habían derrumbado sin dejar en su lugar unos nuevos. Las opiniones que antes se tomaban como irrfutables se presentan ahora como carentes de fundamento o razón. A esto le contesté, entre sorprendida y directa, que es aquello a lo que los mayores llaman madurar.

Madurar o retroceder, ya no sabría como llamar a esta sensación. Una sensación que deja vacío, desanhelo y sobre todo, incertidumbre. Si es cierto que madurar supone sentirnos perdidos y sin rumbo, creo que he madurado hasta llegar a niveles inauditos; leer mas hasta no saber que autor es tu favorito, escuchar tantas músicas diferentes que ya no sabes que es lo que te gusta y lo que no, vestir de diferentes formas, entre ejecutiva y niña para no sentirte cómoda con ninguno de los dos trajes, y suspirando por pensar en el nudismo como una forma válida de modelo social, y sonrojarte pensando en la verguenza que te daría pasearte tal y como te trajeron al mundo.

Tus complejos se tornan infantiles pero imposibles de abandonar. Las mantas ya no te dan calor, pero al mismo tiempo sigues sintiendo esa calma chicha de no saber donde te encuentras. Un dualismo dificil de explicar, que solo se podría ver reflejado en un espejo partido por la mitad.

El amor, tan buscado antes, ahora parece una utopía imposible. No, no quieres amar, pero ardes en deseo de entregarte por completo a alguien, y que ese alguien se enamore locamente de ti, y que de la vida si la pides, siendo egoistamente tuya, siendo egoistamente suya. Es pasión o es deseo? Es la necesidad de querer o la de sentirse querida? O será, simplemente, un ansia desmedida a agarrarse a un clavo ardiendo?



Son todas esas y al mismo tiempo es ninguna. Es crecer, es madurar, pero sobre todo es una cosa; es creer en que todo esto, en un futuro no demasiado lejano, cambiará.

lunes, 2 de febrero de 2009

Era tan bonito soñar despierta...*


Era tan bonito soñar despierta... jugar a quererte, besarte como si fueses el único hombre al que había besado. Me enamoré del amor... podre niña ilusa de 19 años. Contigo quise ser mayor, a pesar de que, con cada paseo en el que me llevabas de la mano, más ganas tenía de correr tras las palomas para espantarlas mientras le tiraba palomitas de maiz.


Me gustaba ser niña a tu lado... y que me abrazaras cuando dormia, para despertarme entre tus brazos. Recuerdo una mañana, cuando me despertaste con un beso sabor a gel de baño. En ese instante quise ser bruja para poder parar el tiempo, y retener tu olor en pequeños frascos, para embriagarme en las horas que te pasaba esperando.


Esperandote... con pequeños sorbos de café a la medianoche, sabiendo que estabas a punto de llegar. La emoción transformada en miles de mariposas que revoloteaban nerviosas en mi estómago, mirando la tele, jugueteando con el movil. Una llamada, ya estabas ahí,



Si, supongo que me enamoré del amor. Y si, aún ahora, que se que no estás, que ya no te puedo abrazar en privilegiadas mañanas, me duele tu ausencia, se que no fuiste una ilusión. A pesar de que tu recuerdo a veces duela, a pesar de que a veces quiera borrarte porque tu ausencia me hace daño... a pesar de todo, me gustaría decirte que quizás te siga esperando. Pero eso sería mentirnos a los dos.



Porque, ni tu volverás a quererme, ni yo volveré a tomar café mientras te espero con la vista clavada en la ventana de mi salón.

Una ilusión en forma de viajero*


Una noche, no me acuerdo de qué mes. Una parada de autobus, pensamientos inútiles acerca del amor. Un chico con una maleta a cuestas, que me preguntó acerca de la dirección a seguir. Su cara me resultaba extrañamente familiar, amable, cercana.


Me habló de mitos, de leyendas, del latín como lengua universal y la literatura como forma válida de entender el mundo. Se despidió con un agradable adiós. Y un ojalá nos volvamos a ver.



Cuando llegó mi transporte, murmuré un "Buenas Noches" enmarcada en una tímida sonrisa, como resultado del descubrimiento de que si hay soñadores por el mundo. Saqué la agenda y un bolígrafo para escribir mis desvaríos adolescentes.



Porque, en forma de viajero, aún quedan sitios para bailar.




Y quién sabe! Quizás algún día vuelva a encontrar mi viajero.


domingo, 1 de febrero de 2009

Desenchanté*


En la radio sonaba desenchanté. Nada más acorde para la situación que se mostraba ante mis narices. Me di cuenta de ello mientras buscaba mi sujetador entre los naufragios en los que se había convertido [nuestra] relación. Me dió un beso en los labios, fruto (supongo) de lo que acababa de pasar en aquel pequeño zulo con los cristales empañados. Le devolví el beso mientras intentaba (triunfantemente) abrocharme los vaqueros mojados por la lluvia.


El salió a colocarse para irnos. Yo hice lo propio mientras me miraba en el espejo delantero intentando arreglarme el pelo (algo inutil teniendo en cuenta las altas horas que corrían en el reloj). En el camino a mi casa no dijimos nada, de vez en cuando su mano paseaba por la mia apoyada en el muslo... y era entonces cuando unas pequeñísimas palabras querían salir de mis labios. Afortunadamente, supe retenerlas, entendiendo que no era el momento preciso... no sé si estuve equivocada.


Nos despedimos con un tímido beso (por llamarlo de alguna forma) y un "mañana hablamos", sabiendo, de antemano, que ese mañana sería ausente, como empezaba a pronosticar un corazón miedoso.


Una vez en casa, dentro de mi cama, no sabía donde ubicarme. No sé si sería fruto de lo anteriormente pasado, si de la madrugada, o si era yo misma. No sabía si le quería o no te quería. Me asomé a la ventana y vi como el humo de mi cigarro se perdía en la noche. Bonita estampa para reflejar la incertidumbre... o la desubicación.



Pero ya se sabe... C´est caos.