viernes, 13 de marzo de 2009

Soñando cosas extrañas*

Era una cena de antiguos compañeros de instituto. Yo estaba allí. Me había afanado para estar poco más que estupenda. Quería demostrar lo mucho que había mejorado, a pesar de que hubiese ganados unos kilos y que sintiera que volvía a tener quince años. Tenía el pelo largo y llevaba un bonito vestido negro; sencillo, casual, lo justo para que se ciñeran algunas de mis nuevas curvas y lo bastante ancho para que no se marcaran demasiado.

Tenía la copa en la mano y estaba charlando con un par de chicos de mi curso. Siempre fueron amables conmigo, nunca me juzgaron, nunca se metieron en nada.

De repente lo vi, y casi me da un vuelvo el corazón (algo que sí hizo el estómago). No había cambiado nada. Estaba como siempre, como en aquella foto que guardo en mi cajón de recuerdos. Moreno, algo, igual de delgado. La chulería acompañada de un matíz borde por donde quisiera que pasase. Me miró y no se sorprendió. Ni siquiera sonrió, solo me hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo. Yo continué hablando con mi interlocutor, pero este, al movimiento del otro se disculpó y se fué.

Noté que estaba tras de mí, solamente me susurró un "hola" al oido mientras comentaza a besarme lentamente el cuello y descendía por la nuca. Nos habíamos quedados solos en la habitación de entrada, todos estaban ya en la sala central.

Me dí la vuelta y lo ví como lo había visto siempre. Solo que esta vez llevaba una chaqueta negra y una camisa. Estaba más guapo que nunca. Me volvió a besar tras la oreja y yo me dejé. Después le besé yo en el mismo sitio para posteriormente perderme (otra vez) en su boca.


"¿Nos vamos a otro sitio?"

Miré a la otra sala y no dudé ni un instante.

"Vamonos".






Sonó el despertador y me dí cuenta de que llegaba tarde. Cinco horas después, en mi casa, me pregunto ¿qué significado tendrá el volver a soñar con tu novio del instituto?






Espero no conocer la respuesta. Por no complicarme la vida, vaya.