Supongo que a veces es necesario bajar a los infiernos para darnos cuenta del infinito valor que posee la vida, la libertad, nuestra persona...
Y al volver, qué bonito se nos plantea el sol cada mañana, que bonito es dar gracias todos los días al despertar... que bonito es sentir calma... tranquilidad...
lunes, 7 de diciembre de 2009
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