jueves, 19 de noviembre de 2009

Mi última carta...

Esta es mi última carta, aunque no creo que nunca llegues a saber de su existencia... es una forma de desahogo, una manera de intentar quitarme el peso que tengo en el pecho, un grito desesperado de pedir al cielo que me ayude a pasar esto... una petición de olvido, una partida al desprecio...


Se que he sido yo la que ha dicho adiós primero, y creo que es lo correcto. Se que no estás de acuerdo, pero, enemigo, ya no se si es debido al interés o al amor que decías sentir hacia mi. No se si realmente me has querido, o si me has querido a tu manera, o si has intentado comprar el amor de mil formas no materiales para un propósito que, de momento, intento se escape a mi mente. Sin embargo, ha sido decir se acabó, y se ha acabado... no se, pensé que me querrías algo mas. Llamalo ego de mujer, pero ya me has hecho sentir la mierda en el suelo que contigo llegué a ser... es fácil olvidarse de alguien como tu dijiste... tu ya lo has hecho... es cierto, olvidarme debe ser fácil.


Ayer estube pensando en nosotros, no se, no todo fue malo... aunque lo bueno fuera irremediablemente unido a un desencadenante malo. Quizás el que te hayas ido ha sido una forma agradable de que esto se termine, así, es más cómodo decir que han sido las circunstancias las que nos han separado antes de reconocer que tenía miedo a abandonarte. Ya no se si miedo físico o irreal... pero tenia miedo. No se, esta nueva actitud de total desprecio quizás me haga ver que simplemente me habrías desechado de tu vida y no me habrías perseguido como me dijiste en alguna que otra ocasión... "vayas donde vayas, nunca te podrás librar de mi"...


Quizás todo lo malo sea una construcción de mi mente extraña, y no sea verdad todo lo que he visto en mi mente en las últimas dos semanas... de cualquiera de las maneras, ya no estás, y tengo que seguir mi vida, aunque me cueste no pensar que no he valido lo suficiente para que me retuvieras en tus pensamientos algún tiempo mas... pero también me demuestras, con esa actitud, que es hora de que sea yo la que me de a valer, desprendiéndome de los prejuicios y las imágenes que hacia mi misma mi mente creó...



Por eso se acabaron las peleas a medianoche, los gritos de madrugada, los empujones en el baño por dios sabe que, las lágrimas y ocultarme porque tengo miedo, el apagar el movil, el no salir, el tener miedo a que te enfades... se acabó el pensar que tu eres el centro de todo, y que yo, sin ti, no valgo nada.

















Supongo que ha sido una experiencia conocerte, QUERIIDO ENEMIGO...

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