
Cuando salí de aquel maldito examen solo pude pensar una cosa en medio del sentimiento de fracaso que me invadía... llamarte para oir tu voz y reir... y que me animaras como siempre lo conseguias...
Porque, estando a tu lado, el mundo desaparecía en pro de una nueva realidad; Tu y yo.
Y todo lo demás, por lo menos para mí, perdía importancia en cuanto te veía sonreir.
es inevitable mirar el móvil, maldecirlo y rogarle al mismo tiempo
ResponderEliminar