
Era tan bonito soñar despierta... jugar a quererte, besarte como si fueses el único hombre al que había besado. Me enamoré del amor... podre niña ilusa de 19 años. Contigo quise ser mayor, a pesar de que, con cada paseo en el que me llevabas de la mano, más ganas tenía de correr tras las palomas para espantarlas mientras le tiraba palomitas de maiz.
Me gustaba ser niña a tu lado... y que me abrazaras cuando dormia, para despertarme entre tus brazos. Recuerdo una mañana, cuando me despertaste con un beso sabor a gel de baño. En ese instante quise ser bruja para poder parar el tiempo, y retener tu olor en pequeños frascos, para embriagarme en las horas que te pasaba esperando.
Esperandote... con pequeños sorbos de café a la medianoche, sabiendo que estabas a punto de llegar. La emoción transformada en miles de mariposas que revoloteaban nerviosas en mi estómago, mirando la tele, jugueteando con el movil. Una llamada, ya estabas ahí,
Si, supongo que me enamoré del amor. Y si, aún ahora, que se que no estás, que ya no te puedo abrazar en privilegiadas mañanas, me duele tu ausencia, se que no fuiste una ilusión. A pesar de que tu recuerdo a veces duela, a pesar de que a veces quiera borrarte porque tu ausencia me hace daño... a pesar de todo, me gustaría decirte que quizás te siga esperando. Pero eso sería mentirnos a los dos.
Porque, ni tu volverás a quererme, ni yo volveré a tomar café mientras te espero con la vista clavada en la ventana de mi salón.
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