domingo, 19 de abril de 2009

Madrugadas de fin de semana...*

Estoy borracha. Me he bebido la mitad de una botella de vino. Y mi cama está sola, no habrá nadie abrazándome cuando apague las luces. En la mesa del salón... bueno, eso es un desastre; un paquete de kikos a la mitad, una botella casi vacía, un vaso al que le estoy dándo el último trago y apuntes de italiano desperdigados por el cristal.


Resumiendo, diré lo siguiente; el chico al que quería está con otra, el chico con el que jugaba lo he mandado a tomar por saco y ahora resulta que duermo con el enemigo.


Mi vida es un caos y lo desconcertante es que me estoy empezándo a acostumbrar. No voy a dar pena, nadie sabe lo que me pasa por la cabeza. Pero en algún sitio tenía que dejar constancia de que es domingo, estoy borracha y hecho de menos al enemigo. Me estoy enamorándo de él. Y lo triste es que me cuenta mentiras que me quiero creer verdades... como la de ayer por la noche; que el tio que me dejó escapar fue gilipollas porque yo era guapa e inteligente, y que no lo decía porque le cayera bien, sino porque era lo que tenía delante. Después me quede dormida en sus brazos y ni siquiera intentó besarme o meterme mano. Maldito cabrón, me tuve que ir de su lado porque la iba a chafar.











Como la gilipollas que soy, metiéndome donde no me llaman y bebiendo para olvidar.

2 comentarios:

  1. En realidad quiero creer que todo está escrito, y que lo que nosotras escribimos ahora no es más que el anticipo de todos los millones que nos van a dar por nuestras historias trágicas.

    No quiero pensar que es masoquismo, sino eso, la transición hasta llegar al chalet con piscina...

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  2. Entiendo la situación perfectamente...

    Besos

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