Me miro al espejo y te acaricio, aunque todavía no sepas de tu existencia. Te hablo y te susurro pequeñas palabras de cariño aunque todavía no sepa si existirás o no. Me pongo los pantalones más bajos que de costumbre, no vaya a ser que te ahogues como me ahogo en ocasiones yo.
Y me imagino que cara pondrías si supieras que no me pareces un problema más que una solución. Quizás seas el angel que va a venir a cuidarme, a salvarme del abismo de mi soledad. Y te cantaré nanas, de esas en las que el malo siempre huye para dejar espacio a la felicidad...
Duerme mi niño... duerme conmigo...
martes, 19 de mayo de 2009
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Qué precioso, Laurita, se me cae la baba... Pero no todo el mundo piensa como tú, desgraciadamente. Un beso grande grande!!
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